lunes, 23 de mayo de 2011

Desde la torre

He subido a lo alto de mi torreón. Necesitaba observar el entorno; qué colores había dejado, con el nuevo día, la larga noche de vigilia e incertidumbre; qué aromas traía hoy el nordeste, el que despeja el horizonte.
Desde lo más alto he visto tonos similares en prácticamente todos los puntos de mi Rosa de los Vientos.  Azul al norte y sur, al poniente, al frente y a la espalda, en la lejanía y al lado, con el catalejo o a simple vista.





















Bueno, en honor a la verdad, también he divisado algo de verde y un poco de rojo, escaso pero así no se empacha la vista.



Cuando he bajado de la atalaya, en terreno estable y firme, a ras de suelo, me he encontrado con la primavera y a la gente disfrutando del sol, del mar, paseando, navegando,… disfrutando del día, no vaya a ser que cambie el viento y se llene el cielo de nubarrones grises, que esta luminosidad sólo sea un espejismo.







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