domingo, 26 de agosto de 2018

El guardián del tesoro



Sempiterna silueta en el horizonte, visible desde casi cualquier lugar, solitaria figura piramidal, de modesta altitud y sencilla ascensión, el pico Tesorero es uno de los mejores miradores de los Picos de Europa, especialmente del macizo central, e incluso de parte de la Cordillera Cantábrica y de la Sierra de Cuera. Rodeado de varias cresterías y cordales con las cumbres más conocidas de Picos, su cima es el lugar ideal para identificar y reconocer muchas de las cumbres, los “jous” y los collados que configuran esta espectacular geografía de roca caliza. Inalterable vigilante de jornadas de ventisca y otras despejadas, de días de niebla o soleados, de nevadas y tormentas, de gélidos inviernos… Guardián del paisaje y sus criaturas, los que merodean por allá arriba (rebecos, grajos…). Testigo de otros tiempos, de varias generaciones de pastores, de cazadores, de mineros… que tenían como forma de vida la explotación de los tesoros de estos parajes y dieron nombre a cada montaña, rincón o collada. Y en las últimas décadas, silencioso observador de la nueva especie que invade por doquier caminos y cumbres, espectador silencioso de la visita de montañeros, escaladores y senderistas llegados desde otros lugares para encaramarse por las alturas o deleitarse con el paisaje, para disfrutar, al fin y al cabo, del tesoro de este macizo montañoso.






















 Pico Tesorero en el centro de la fotografía, a su derecha la Torre de Horcados Rojos





























 Vistas panorámicas desde la cumbre del Tesorero




















Fotografías realizadas el 18 de agosto de 2018

jueves, 16 de agosto de 2018

Verano en la calle



En tiempo de verano el cuerpo nos pide aire libre, salir de casa mas tiempo, aprovechar los días mas largos y la bonanza meteorológica y no solamente para deleitarse tomando el sol y bañarse en la playa. También para pasear en pareja, con amigos o en familia, disfrutar de una terraza con una cerveza fría o una partida con amigos, de una agradable tertulia, detenerse a contemplar, vivir sin prisas… Tiempo en que se llenan las calles de gente, de optimismo, de ambiente de verano que nos alegra el espíritu. Y, además, ¡con música!


















Fotografías realizadas el 9 y 10 de agosto de 2018

lunes, 13 de agosto de 2018

El gran teatro


Se abre el telón. Despacio, como cada mañana. El escenario se va descubriendo poco a poco. Gigantesco, grandioso, espectacular. Sin duda, creación de dioses y el lento esculpir de hielos y tempestades. En acción los efectos especiales. Se enciende el sol para crear sombras y se aprecie el relieve y se esparcen aquí y allá unos neveros para dar mas credibilidad a la escena. Alguna flor alpina por algún rincón, un par de bonitos lagos, algún rebeco por las peñas… Hoy no habrá nieve ni lluvia, solo luz y algo de brisa ¡Comienza el espectáculo! Entran en escena los actores. Pequeños, inapreciables en tan monumental montaje. Caminan despacio, apenas intercambian palabras, no hace falta texto en esta obra, todos conocen el guion, actores y espectadores son uno, se interpretan a sí mismos. Aquí no se contempla una función, se vive la representación, el libreto se va adaptando a las vivencias personales y creando la propia historia con momentos monótonos y también álgidos, tensos, dichosos… según el deambular por los decorados. Momentos, horas, jornadas... donde los actores denotan esfuerzo, sudan, descansan, expresan temor, satisfacción… Cada actor pone su ritmo a la historia, su cadencia, hasta la apoteosis final y con el desenlace, como en cualquier teatro que se precie, vuelve a cerrarse el telón. Actores y espectadores regresan de nuevo a sus hogares esperando con impaciencia la próxima función.


























Fotografías realizadas el 28 de julio de 2018