miércoles, 20 de julio de 2011

La noche antigüeña

Varias horas después de ponerse el sol, los fieles terminan sus rezos en la iglesia de La Merced, una de las pocas que quedan en uso en Antigua y cuya fachada principal, amarilla con decoración blanca, es objeto de obligada visita para los turistas y viajeros. En la plaza se elaboran tortillas y se cocina a demanda para regresar a casa cenados tras las últimas oraciones del día. Por las calles la lluvia en el empedrado refleja los edificios, especialmente el famoso arco, símbolo de la ciudad, y los restaurantes encienden su colorido reclamo.  En el Parque Central, la iluminación ornamental de la Catedral y el Palacio de los Capitanes engrandece su belleza en la oscuridad.






Pero al alba, cuando aún no se han apagado las farolas, la claridad del amanecer ya ilumina el Volcán del Agua, el que escupió la primera tragedia de la ciudad y silueta siempre presente desde cualquier esquina.


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