martes, 16 de septiembre de 2014

Subir al cielo



Para subir al cielo, eterno anhelo desde que los humanos son humanos, es necesario, además de un gran esfuerzo y una suprema voluntad, que el camino no se llene de obstáculos, que la naturaleza te de una oportunidad y no se oponga a tu incursión desatando sobre ti sus adversas condiciones atmosféricas. Porque para llegar al cielo, ingenuos y arrogantes mortales, sólo hay dos formas posibles, volando como las aves o encaramándose en lo mas alto de las montañas. Claro que, como imperfectos seres que somos, una vez disfrutado por primera vez de la dicha de ver el mundo a nuestros pies, nos condenamos a repetirlo una y otra vez, a subir hasta el cénit cada vez que una montaña nos oculta el horizonte. Inevitablemente, quedamos así obligados a sentirnos encarcelados cuando permanecemos en el fondo del valle.
En el cumplimiento regular de esa condena, amanecimos por el Collado de Pandébano cuando el sol ya iluminaba Cuetos Albos y el Neverón de Urriello. Por la Tenerosa ya nos observaba el “Rey de Picos”, el Urrielo, y, aunque el color del cielo se tornaba amenazante, nuestra ascensión continuó por la canal de Las Moñas y la Vega de Tortorias. Por el Coterón, las primeras gotas de lluvia nos nublaban la visión de Peña Castil y Urriello y nos avisaban que, en esta ocasión, el cielo se ocultaría tras un telón de nubes negras. En el collado de Camburero la lluvia era ya persistente.
Pero por las alturas, entre altas cumbres, la meteorología es a veces caprichosa. Apenas un par de horas después, nuestra osadía era exonerada, el cielo se despejaba y el sol volvía a brillar para que ofreciéramos  nuestro respeto a la “montaña de las montañas” y entonces, sólo entonces, el horizonte se extendió hasta el mar.
Ya caía la tarde cuando retornábamos al valle volviendo sobre nuestros pasos, deshaciendo el pindio camino de subida, dejando atrás el gris árido de las peñas y alejándonos de nuevo del cielo. Entonces, volví la vista y comprobé como el Urrillo verificaba desde lo alto que volvíamos a cumplir nuestra condena.
 



Collado de Pandébano. al fondo, Neverón de Urriello y Cuetos Albos
 



Majada y refugio de La Tenerosa. Cima del Pico Urriello (asomando)
 





Al fondo, Bistruey y Curavacas (Cordillera Cantábrica)
 




De izquierda a derecha: Peña Castil, Urriello, Neverón y Albos (desde el Coterón de Tortorias)
 


Cumbre de Peña Vieja (entre las nubes)





Macizo oriental desde la Vega de Tortorias
 


Cara este y norte del Pico Urriello ("el Rey de Picos")
 


Al fondo: Carreña (Asturias).
Desfiladero de la izquierda: Canal del Tejo (entre Poncebos y Bulnes)
 



El pueblo de Bulnes


 
Desde las Vegas de Tortoria (de izquierda a derecha):
Macizo Oriental, valle del Duje, Escamellao, Cueto Alba y Cueto Juan de la Cuadra

 


Al fondo, el pueblo de Sotres
 


 

























                                          Fotografías realizadas el 13 de septiembre de 2014

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