Para subir al cielo, eterno anhelo desde que los humanos
son humanos, es necesario, además de un gran esfuerzo y una suprema voluntad,
que el camino no se llene de obstáculos, que la naturaleza te de una
oportunidad y no se oponga a tu incursión desatando sobre ti sus adversas condiciones
atmosféricas. Porque para llegar al cielo, ingenuos y arrogantes mortales, sólo
hay dos formas posibles, volando como las aves o encaramándose en lo mas alto
de las montañas. Claro que, como imperfectos seres que somos, una vez
disfrutado por primera vez de la dicha de ver el mundo a nuestros pies, nos
condenamos a repetirlo una y otra vez, a subir hasta el cénit cada vez que una
montaña nos oculta el horizonte. Inevitablemente, quedamos así obligados a
sentirnos encarcelados cuando permanecemos en el fondo del valle.
En el cumplimiento regular de esa condena, amanecimos por
el Collado de Pandébano cuando el sol ya iluminaba Cuetos Albos y el Neverón de
Urriello. Por la Tenerosa ya nos observaba el “Rey de Picos”, el Urrielo, y,
aunque el color del cielo se tornaba amenazante, nuestra ascensión continuó por
la canal de Las Moñas y la Vega de Tortorias. Por el Coterón, las primeras
gotas de lluvia nos nublaban la visión de Peña Castil y Urriello y nos avisaban
que, en esta ocasión, el cielo se ocultaría tras un telón de nubes negras. En el collado de Camburero la lluvia era ya
persistente.
Pero por las alturas, entre altas cumbres, la
meteorología es a veces caprichosa. Apenas un par de horas después, nuestra
osadía era exonerada, el cielo se despejaba y el sol volvía a brillar para que
ofreciéramos nuestro respeto a la “montaña
de las montañas” y entonces, sólo entonces, el horizonte se extendió hasta el
mar.
Ya caía la tarde cuando retornábamos al valle
volviendo sobre nuestros pasos, deshaciendo el pindio camino de subida,
dejando atrás el gris árido de las peñas y alejándonos de nuevo del cielo.
Entonces, volví la vista y comprobé como el Urrillo verificaba desde lo alto que
volvíamos a cumplir nuestra condena.
Collado de Pandébano. al fondo, Neverón de Urriello y Cuetos Albos
Majada y refugio de La Tenerosa. Cima del Pico Urriello (asomando)
Al fondo, Bistruey y Curavacas (Cordillera Cantábrica)
De izquierda a derecha: Peña Castil, Urriello, Neverón y Albos (desde el Coterón de Tortorias)

Cumbre de Peña Vieja (entre las nubes)
Macizo oriental desde la Vega de Tortorias
Cara este y norte del Pico Urriello ("el Rey de Picos")
Al fondo: Carreña (Asturias).
Desfiladero de la izquierda: Canal del Tejo (entre Poncebos y Bulnes)
El pueblo de Bulnes
Desde las Vegas de Tortoria (de izquierda a derecha):
Macizo Oriental, valle del Duje, Escamellao, Cueto Alba y Cueto Juan de la Cuadra
Al fondo, el pueblo de Sotres
Fotografías realizadas el 13 de septiembre de 2014