Cuando el cielo toca la tierra se cierra la cortina del
horizonte y solamente el paisaje que se encuentra por debajo de las nubes nos
permite orientarnos por sendas y crestas. En ocasiones, jirones de nubes juegan
al escondite con nuestra visión de paisajes y ponen el relieve sombrío y hasta
triste, aunque sea en pleno verano. Es la montaña, y aunque puede suceder en
cualquier lugar, aquí la climatología puede resultar que cambie más drástica y bruscamente.
Prudencia y experiencia marcan la diferencia entre sufrir o seguir disfrutando
de una jornada con rumbo alternativo.
Fotografías realizadas el 1 de agosto de 2020
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