jueves, 29 de mayo de 2025

Al Urbión, el de las lagunas e inspiración de poetas

 

Inevitable, cuando uno se acerca a la sierra del Urbión, acordarse de los poetas que pasaron años y se inspiraron por las tierras sorianas: Bécquer, con el “Monte de las Ánimas“y, sobre todo, Gerardo Diego con su “Romance del Duero” y Machado en “Canciones de tierras altas” o “La tierra de Alvargonzález”, cuyos versos citan lugares emblemáticos de esta sierra y describen estos paisaje de pinares y montes.

Y es que para ascender a la Muela del Urbión, lo más accesible –y popular- es iniciar la ruta en la espectacular Laguna Negra para, ascendiendo las paredes rocosas que la rodean, dejarla pronto a tus pies y contemplarla en el centro del mar de pinares que verdean una gran extensión del Parque.

Después pasaremos por la Laguna Larga y más tarde, si aún conserva agua, dejaremos a la derecha la laguna que alimenta el río Revinuesa para alcanzar la loma que nos acerca a los metros finales de la ascensión. Desde la cumbre contemplamos al norte, en tierras riojanas,  la Laguna del Urbión cuyas aguas desembocan en el Najerilla, afluente del Ebro, y adivinamos en la otra vertiente, la soriana,  el nacimiento del Duero. No es de extrañar que el topónimo de esta montaña signifique “dos aguas buenas”.

Para el descenso podemos hacerlo por el camino que nos acerca a la Laguna Helada antes de volver al punto de inicio y terminar la ruta entre pinos.


















































Fotografías realizadas el 3 de mayo de 2025

domingo, 11 de mayo de 2025

Paso a paso de piedra en piedra

 

Cuando uno recorre los espectaculares  recovecos del Cañón del Rio Lobos se siente constantemente vigilado. De observador pasa uno a observado. Y es que desde los farallones y desde la parte alta de los cortados rocosos siempre la presencia de los buitres leonados, auténticos reyes del desfiladero, parecen controlar a todos los que recorremos las sendas. El día ha estado nublado y la ausencia de corrientes de aire ascendente les ha obligado a permanecer en sus nidos y posaderos, salvo en unos pocos y breves vuelos cuando por la tarde apareció tímidamente algo de sol.

Como el río baja despacio, sin grandes desniveles, y creando meandros por las verdes explanadas, no es el correr de las aguas lo que más se oye, sino en muchos casos el croar de la multitud de ranas que pueblan los ecosistemas repartidos por el  cañón. Es primavera y época de celo así que los estanques con abundantes nenúfares y orillas cubiertas de vegetación se convierten en un gran auditorio donde el sonido de los machos de estos anfibios tapan el resto de los sonidos de la naturaleza, especialmente los cantos y trinos de  aves y pájaros que abundan por doquier.

Entre sabinas, pinos, enebros, encinas, espliegos, tomillos, matorrales… recorremos paso a paso el sendero por el fondo del desfiladero y que, de vez en cuando, atraviesa el cauce por hileras de grades piedras separadas que obligan a dar grandes zancadas, en alguna ocasión rebasadas por el agua que desde su nacimiento en la Sierra de la Demanda desemboca al final del Cañón en el río Ucero, afluente del Duero.

















Fotografías realizadas el 1 de mayo de 2025.