lunes, 19 de noviembre de 2018

Paseando por la kasba


De la fortaleza que fundara Youssef Ibn Tachfin (1062) y que se convirtió en capital del imperio de los nómadas almorávides, apenas queda nada salvo restos de la muralla del siglo XII. Conquistada posteriormente por los almohades bereberes en 1147, la mayor parte de los edificios fueron destruidos y después reedificada la medina y ampliada la murallaPero la ciudad vieja de Marrakech conserva el antiguo trazado de estrechas e intrincadas calles, dispuestas según los talleres artesanales que las ocupan (herreros, carpinteros, tintoreros…) o por bazares y mercados al aire libre para la compra diaria de los lugareños unos (frutas y verduras, carnes, especias…) y para turistas otros (artesanía en cuero, en madera, metal…). Fuera de la zona de los zocos, las callejuelas apenas sin ventanas donde residen sus habitantes, estrechas para favorecer la sombra en los días del estío, son un oasis de silencio donde adivinar las casas tan solo por las puertas de acceso. Estas dan paso a la típica construcción con patio central rodeado de las distintas dependencias y habitaciones y una terraza en la azotea. Muchas de estas casas y palacetes han sido restauradas como pequeños hoteles o riad. Hoy en día, tras periodos de esplendor y periodos de declive, Marrakech, una de las ciudades imperiales de Marruecos, vive un gran desarrollo y expansión, pero, sin duda, callejear a cualquier hora tranquilamente por la antigua kasba y la famosa plaza Yamaa  el Fna, bulliciosa tanto de día como de noche, es su mayor atractivo





















































Fotografías realizadas del 30 de octubre al 2 de noviembre de 2018

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