domingo, 19 de junio de 2016

Jornada en amarillo y verde


Parecía que un niño, o un original artista loco, había decidido cambiar el color del paisaje y lo había coloreado todo de amarillo. La primavera y los páramos de las Merindades burgalesas se habían confabulado para recibirnos con un mar de retamas en flor. Además, una infinidad de pequeñas flores mostraban la gran variedad de formas y colores de sus pétalos desde Cubillos del Rojo hasta San Cibrián.











Mas tarde, descendiendo hacia Las Pisas, la senda obligaba  a caminar por un estrecho barranco entre singulares hayedos que, en su búsqueda de la luz del sol, se han obligado a crecer rectilíneos y con solo ramas en las copas. Es época ya de escasez de agua y las cascadas han perdido su espectacularidad pero todo se ha teñido de verde y frescura.












El camino discurrió después por un valle mas abierto, junto al arroyo Saúl, desde Villabáscones hasta su desembocadura en el Nela, allí donde nos encontramos con las infraestructuras de lo que iba a ser el ferrocarril Santander-Mediterráneo. Precisamente, dejado atrás Quintanabaldo, continuamos la ruta parcialmente por el trazado de éste ferrocarril que resultó un tanto incómodo por la abundante presencia todavía del balasto empleado en su construcción.








De Villavés,  milenario pueblo frente a la escarpada ladera sur de Costanebrosa, el camino de Valcara  sobre  el pueblo de Puentedey, nos acercó por el bosque a Leva para remontar, de nuevo entre retamas, hacia el inicio de la ruta cerrando así el círculo.









Fotografías realizadas el 11 de junio de 2018

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