lunes, 27 de julio de 2015

Doñana


La visita al Parque Nacional de Doñana empieza y termina en el mar, porque, al fin y al cabo,  el agua es el que crea un paraje de tanto valor medioambiental. Por una parte, el Guadalquivir que inunda gran parte del territorio donde llanuras arcillosas e impermeables, Las Marismas, originan un hábitat ideal para las aves migratorias. Por otra parte, la línea costera y la larguísima playa donde el viento costero del suroeste hace caminar lentamente las dunas hacia el interior. Grano a grano de arena se sucede un lentísimo pero constante fenómeno que origina  un ecosistema peculiar de “corrales” de pinos que poco a poco serán sepultados por las dunas.
Por la franja boscosa de Los Cotos se dejan atrás las arenas camino de La Vera, zona de pastos donde es fácil contemplar ciervos, gamos, jabalíes,…  
Si llegamos a Las Marismas en invierno o primavera, contemplaremos multitud de flamencos y ánades; pero si lo hacemos durante el estío, las arcillas aparecerán secas y cuarteadas, indispensable ciclo vital.
Enfrente de Sanlucar de Barrameda, por donde las Hermandades cruzan el río camino del Rocío, volvemos de nuevo a la playa cuando el atardecer tiñe ya el ambiente de tonos dorados y la noche se acerca para continuar el ciclo diario natural.


























Onoba (y 5)


                                       Fotografías realizadas en junio de 2015

3 comentarios:

  1. Puse bastantes animales habéis visto a pesar de la estación - ¡qué lujo de sitio!

    ResponderEliminar
  2. ¡Donde puse "puse" tendría que haber puesto "pues"!

    ResponderEliminar