Muchos libreros tenían que haber en la plaza Jemaa El Fna
para que la mezquita de Kutubia llevara su nombre. Además, su minarete es el símbolo
de Marakech y el edificio más alto de la ciudad. Construida en el Siglo XII
sirvió de modelo a la Giralda de Sevilla y aunque ha perdido la mayor parte de
la decoración exterior de pinturas y mosaicos es inevitable acercarse a
contemplarla, solo los musulmanes pueden acceder al interior. Además, desde
cualquier azotea de la ciudad se descubren minaretes de otras mezquitas como
Mouassine, Mulay el Yazid, El Mansour, Ben Salah, Derb Baba Alí, …
En la visita a esta ciudad hay una excepción que contrasta con su historia y la cultura árabe y bereber y que no debe perderse el viajero es el
Jardín Majorelle, remanso de frescor durante el estío estival y de tranquilidad
entre el bullicio de gente y circulación extramuros de la medina. Jardín
botánico creado por el pintor francés Jaques Majorelle en torno a su casa Art
Déco durante los años treinta y cuarenta, y que es restaurado, tras su muerte, por
Yves Saint-Laurent en los años ochenta del siglo pasado.

























Fotografías realizadas del 29 de octubre al 2 de noviembre
de 2018