La luna no había acudido a la cita y había que adivinar en
la noche los recovecos del lugar. Solo un farol alumbraba. Alrededor solo
piedra. De piedra los muros, de piedra las torres y el suelo. Piedra vulgar,
olvidada, ignorada, despreciada… Pedrusco pisoteado, gastado, erosionado,
castigado, rayado…
Canto apresado, encajado, cementado, amurallado, ahora
prisión y ahora ventana, ahora morada de vivos y lápida de muertos, de hierro herido
y de ramas adornado.
Guijarro empedrado, calleja y sendero, sustento de mis
pasos, camino andado y espejismo por andar. De roca de montaña, de ribera,
mausoleo y catedral, pedernal y capitel, silla y mantel.
Lienzo de artista y páginas de mil historias. Milenaria. Inmortal.
Eterno pedestal.
Santillana del Mar, 30 de diciembre de 2012 |
A Regina
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