A veces la vida te pone contra las cuerdas. Reveses más o
menos duros de afrontar o simplemente alternativas con futuros más o menos
atrayentes. Te pone a prueba, te exige rápidas decisiones sin darte pistas para
elegir con acierto. Te demanda, aquí y ahora, diseñar un futuro que aún no te habías
planteado… así, de repente y sin esperarlo. Como no sabes si es esa oportunidad
única que no debes dejar pasar, no puedes ahogarla en alcohol en la barra de un
solitario bar como si de un trágico infortunio se tratara. No es cuestión de
evadirse, hay que decidir.
Así que no queda más remedio que enfrentarse a las dudas
como si fuera música celestial, como si el púgil que te golpea echándote contra las cuerdas, en realidad interprete una
maravillosa melodía. Coger el ritmo a la canción, mover el cuerpo y marcarlo
con los pies para no dejarse vencer y enfrentarse al dilema como un reto más. Y
porque quizá sea el comienzo de una hermosa etapa en la vida. Al fin y al cabo, tomes la decisión que tomes…
siempre será la acertada.
Tu y yo, amigo, no es la primera vez que nos vemos en esta
situación y sabemos con certeza que siempre, siempre, al final, luce el Arco Iris.
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