Son días que no terminan de amanecer estos tan grises, tan
de nubes a ras de suelo, de horizontes borrosos, difusos… Días de lluvia
norteña, fina y pertinaz, que convierten las irregularidades de los adoquines
en cientos de espejos, lagunas donde se bañan fachadas y ventanas. Lágrimas en
el acero, cabos empapados.
Tiempo de cobijo y sosiego. Tiempo de amarres en las dársenas,
a refugio de temporales y marejadas, de afianzar los cabos, los hilos que aferran
a tierra. De pacientes esperas en los muelles anhelando las próximas costeras.
Invierno. Hoy húmedo y frío. Enero junto al Cantábrico.
Castro Urdiales.
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