Que no es de Silos el ciprés, aunque esté en campo de
iglesia como el del soneto y, en días de sol, su alargada sombra, novelada, nos
recuerde aquel.
Más modesto es el acebo, menos alargado, como escondido
entre los contrafuertes del muro. Muro poderoso y altivo, de piedra desde el
cimiento al alero, sillería y mampostería, contrafuerte de noble edificio para
la fe.
Gris atardecer nublado y melancólico de rezos tristes que
intenta caldear el resplandor de una farola. Pensamiento viajero, meditación
que trae, inspirado en la imagen del lugar, recuerdos de poetas y emperadores… Gerardo Diego, Delibes, Carolo…
Treceño (Valdáliga), 5 de enero de 2013 |
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