Si descubrir esta ciudad es impactante, hacerlo de noche lo es especialmente.
Las calles que durante el día son un ajetreado bullicio de gente y vehículos yendo y viniendo, por la noche, sin almas que las llenen de vida y color, son un mosaico de suciedad y desperdicios.
Envoltorios, platos y cubiertos de aluminio y plástico, restos de comida, cocos, restos de fruta… se esparcen por doquier, reflejo de una frenética actividad comercial de sol a sol y una arraigada costumbre de librarse descuidadamente de lo que sobra.
Muy temprano se reabren la multitud de pequeños locales que abarrotan de las más variadas ofertas a ambos lados de la calle y provocan en el forastero la inquietud de no dar a vasto y sentir que se puede perder algo.
Se venden alimentos, se mendiga, se trasporta, se cocina, se limpian desagües atascados, se pasea, se come, se repara, se barre, se regatea,… todo al mismo tiempo y prácticamente en el mismo sitio y entre coches, motos, bicicletas, rickshaws, carretillas y viandantes que sin detenerse un momento se esquivan y se evitan, eso sí, acompañados incansablemente de la estridente música de pitidos, timbrazos y toques de claxon. Un sonido que a Manolo le recordaba, muy acertadamente, el sonido de las Ferias cuando se mezclan los reclamos de distintas atracciones.
¡¡Qué bonitas las fotos, papá!! Seguro que tienes un montón de historias que contarnos.
ResponderEliminarTienes que llevar más al día el blog, que nos tienes en ascuas.
Vemos muchos colores y personajes pero nos faltan que nos contéis olores, sabores,sonidos.... Disfrutadlo.
ResponderEliminarestoy a favor de ana.
ResponderEliminarme da gusto poder ver una imagen más de 1 minuto y seguir,y siempre hay alguna otra cosilla...seguir disfrutando,
ESCRIBE,tronko!!!!! un blog sin letras es como una foto sin encuadre!!!!!!!!
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