Amanecer desde el avión llegando a Roterdam
Un día entero viajando te produce un “descoloque” en mente y cuerpo que te obliga a un periodo de adaptación. Los trayectos de avión y las esperas de los aeropuertos se eternizan y siempre me han producido la sensación de perder tiempo irrecuperable de mi vida, unido al cambio horario y la impaciencia por descubrir un nuevo lugar, me provoca una ligera e inevitable impaciencia. La llegada de madrugada al aeropuerto de Nueva Delhi fue, por tanto, el fin de un inevitable tránsito, ya no solo en la distancia, sino también y, aunque esperado, entre dos mundos tan lejanos.
Llegada al aeropuerto de Delhi
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