Encallados en la orilla sombría con el tiempo detenido,
olvidados de los viejos marinos, inundados por las pleamares e invadidos de
maleza. Con la piel desconchada y los músculos descompuestos, carcomidos, con
los costillares sin tabla que sujetar, sin borda que dibujar. Tragados por la
marea que tantas veces capearon, sin amarras que les sujeten porque ya su
quilla lleva tiempo atrapada en la arena. Así es como mueren los barcos, así es
como dejan este mundo y desaparecen en el fondo de la ría.
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