Solos, en pareja, a pie, a caballo, en bicicleta… descubrir
los rincones que se esconden en la costa, entre arenal y arenal ocupados en el
estío por multitud de bañistas, resulta saludable para la vista y enriquecedor
para el espíritu. Sentir la brisa del mar, el sonido de las olas, la luz… incrementan
el deleite, convierten un sereno paseo en una vivencia reconfortante.
Fotografías realizadas el 16 y 17 de julio de 2018
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