Comenzar la jornada pisando charcos, además de confirmar que
pese a ser verano llovió la noche anterior,
te produce la sorpresa de encontrar las cumbres sumergidas en ellos, las
montañas que tanto amas metidas en los baches y bañadas de la luz del amanecer.
Pero esta jornada de mediados de julio también supuso encontrar una cantidad de
nieve mayor a la habitual en ésta época. Muy pronto fue necesario pisar neveros
por el recorrido que lleva desde La Vueltona hacia Cabaña Verónica y para
acceder a las cumbres circundantes se hace imprescindibles el uso de crampones
y piolet.
Por eso, desde la cima de la Torre de Horcados Rojos, la panorámica
hacia el norte, con el Jou de los Boches “tragándose” la nieve, y el Jou Sin
Tierre, o hacia el sur, con el Hoyo sin Tierra y Hoyo Sengros, son una sucesión
de neveros que suponen no poder acceder a las cumbres circundantes sin
atravesarlos.
También desde allí, la claridad del día permite ver la masa
de nubes que ocultan la costa y resaltan el perfil oeste del Pico Urriello. Su
cima inaccesible para los no escaladores se encuentra ahí, a la altura de
nuestros pies, destacando entre el resto de montañas, incluso más altas que el
propio Picu. Y a tiro de piedra las cumbres de Tiro Navarro, las dos cimas del Santa Ana y la de Peña Vieja,
las Agujas de la Canalona y de Bustamante…
Descendiendo, ya en la base de la Torre, las nubes que empiezan a aparecer, siluetean estas
agujas. Y de regreso, a la altura de los lagos de Lloroza, bien colmados por el
deshielo, como muchas tardes las nieblas comenzaron a borrar cimas y crestas y a cerrar el
telón sobre tan espectacular escenario.
Fotografías realizadas el 14 de julio de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario