Cuando en l915 se estrenó la película “Roma, ciudad eterna”
se le asignaba a la ciudad el mejor calificativo posible. Una ciudad con mas de
tres mil años de historia, con la mayor aglutinación de patrimonio artístico y
obras de arte, con la mayor concentración de iglesias del mundo, además de
lugares de culto de otras confesiones cristianas –ortodoxos, protestantes…-, con el Templo Mayor –sinagoga judía- y la
mezquita mas grande de Europa, tenía que aspirar a alcanzar la eternidad. Desde
la “Roma de las piedras cuadradas”, los restos urbanos mas antiguos
descubiertos, pasando por la republicana, la Imperial, la medieval… hasta la
actualidad, se superponen como capas de una tarta cada época de la historia, de
la suya y la del mundo. Cada obra en la ciudad se topa con restos arqueológicos
y los arqueólogos siguen –y seguirán por mucho tiempo- trabajando en los
yacimientos. Como una muñeca matrioska a la que otra mas grande recubre y proteje celosamente, se
suceden los diferente trazados urbanos con una arquitectura audaz de altivas
dimensiones en teatros y anfiteatros, en los arcos de triunfo, convirtiendo los
antiguos templos del Imperio en iglesias, sembrando las plazas de obeliscos y
columnas y cubriendo la ciudad de cúpulas, todo para que a vista de los humanos
parezcan tocar el cielo y así la ciudad alcance la eternidad.
Fotografías
realizadas en octubre-noviembre de 2017
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