Cuando el viajero se adentra por las callejuelas en torno a
la plaza de Santa María en el barrio de Trastevere, tiene la sensación de
haberse alejado de Roma, del bullicio de sus calles, de la densa circulación,
de los saturados lugares turísticos. Por sus estrechas calles y placitas es
fundamental perderse y descubrir sus rincones y sus colores. Entre tanto,
encontrar aquí y allá pequeños restaurantes, pizzerías, heladerías y pastelerías
que hacen las delicias de locales y
visitantes, pequeñas tiendas de comestibles, como cualquier barrio que se precie,
y de variadas ofertas, destacando, cómo no, el cuero y el calzado. Un barrio donde encontrar
lugareños de charla en la plaza, artesanos y panaderos por el día y romanos de
alterne y turistas tomando cerveza al caer la tarde. Por la noche, es difícil distinguir
entre unos y otros en los restaurantes y locales de copas, algunos con música
en vivo o show de los propios camareros. El Trastevere, con un trazado urbanístico que
mantiene su origen medieval, conserva un aire bohemio y activo con mercadillo
en la plaza por el día y actuaciones de acróbatas o músicos por las noches, con terrazas y centros culturales y hasta un taller de lutier frente a un amplio local de jazz con una interesante
programación. En fin, inevitable que te deje indiferente…
Fotografías realizadas en octubre-noviembre de 2017
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