Alguien dijo que en Roma casi nunca llueve, pero cuando lo
hace lo hace con intensidad. Una climatología que permite descubrir la ciudad
sin preocuparte de no mojarte en casi cualquier época del año. Así fue durante
los días que a pie recorrimos, no solo los lugares de obligada visita, sino
también callejuelas y placitas del Trastevere, el Gueto, el Casco Histórico… Como
para que nuestra visita fuera completa, y de paso confirmar lo que había oído, las
últimas horas en la Ciudad Eterna fueron de chaparrones y, por tanto, de una
luz distinta y mas gris.
Fotografías realizadas en noviembre de 2017
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