"…Y mis manos son lo único que tengo.
Y mis manos son mi amor y mi sustento…"
...cantaba Violeta con su guitarra. Y acarician las notas al ritmo del corazón –afirmo yo-
mientras el espíritu se alegra y le susurra la melodía al trovador.
Y la noche se hizo música. Para recordar. Para vivir y bailar. Para alegrar.
La Pirula bar ha cumplido 30 años ya. A ritmo de Jazz,
como la primera vez, o con sones caribeños de guitarra después. Porque también han sido 30 años de música.
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Porque, al fin y al cabo, una celebración ha
de ser con música, el idioma de la amistad, que tan bien han cultivado todo éste tiempo los chicos de La Pirula.
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