Bujará

Fue cerca de Bujará (antigua Buxoro) donde en el año 980 nació Abu Alí bn Sina, latinizado como Avicena, filósofo, astrónomo y científico que ha pasado a la historia como el Príncipe de la Medicina ya que fue el primero en descubrir la circulación sanguínea, describió con precisión las válvulas y ventrículos del corazón, entre otros conocimientos de la anatomía humana, y publicó libros sobre medicina y tratados de curación.

Nosotros llegamos a Sumita, en las afueras  de Bujará, al final de la tarde y en la necrópolis de Chor-Bakr  oímos la llamada del muecín a la oración del ocaso y, luego, la oscuridad se fue adueñando del lugar poco a poco. Así que la primera visita a la ciudad fue por la noche aprovechando la iluminación que tienen los edificios históricos. Un paseo que nos acercó al conjunto de Poy Kaylan, con el minarete que le da nombre, construido en 1127, todo un símbolo de la ciudad y que  permanece intacto -fue respetado por Gengis Kan cuando destruyó la ciudad- desde su construcción.

La casualidad hizo que precisamente el día 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, empezáramos la jornada en un cementerio y en el mausoleo de Bahauddin Naqshbandn, muy concurrido, por cierto, por jóvenes, mayores y familias con niños que rezaban o mostraban su respeto ante la tumba del santo. Luego, el día transcurriría dando saltos en el tiempo: Del palacio de verano del último Emir del siglo XIX con clara influencia europea  de la época zarista y con abundantes espejos en la decoración, algo totalmente irrealizable  en la arquitectura musulmana, al parque Samani (con el Mausoleo Ismail Samani y el Chasma Ayub), la Mezquita de Bolo Haouz de 1712, la de las “4O columnas” (tiene 20 y un estanque delante) y la muralla, del siglo V, reconstruida y con la ciudadela de Ark en su interior.

 

Uzbekistán (4)

Fotografías realizadas el 31 de octubre y el 1 de noviembre de 2023