Cuando el viento en las alturas sopla con mucha fuerza,
es el momento de ser prudentes y privarse de la contemplación de los grandes
espacios y de disfrutar de los horizontes amplios para bajar a los valles y,
entre los bosques que suavizan la intensidad del viento, descubrir rincones y
paisajes más recogidos. Disfrutar también, por qué no, de lo más pequeño de la
vida diminuta en esos recovecos. Deleitarse de las pequeñas cascadas que forman
los arroyos y de las primeras señales de que se acerca la primavera con la
floración de las tempraneras prímulas y de los narcisos que nacen en zonas bien
regadas por el desnieve o los torrentes.
Fotografías realizadas el 20 de febrero de 2021
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