lunes, 15 de julio de 2019

La montaña humeante



Cuando las nubes se ponen a la altura de los humanos, los paisajes cobran un aspecto más misterioso y espectacular. Es conocido también que en las zonas montañosas se suelen desplazar según la hora del día; por la mañana bajan al fondo del valle, creando muchas veces el llamativo “mar de nubes”, y al caer la tarde ascienden las laderas para envolver crestas y cumbres. Si además sopla el aire, se desprenden girones que trepan por las peñas, separan agujas y laderas, ocultan las paredes, dando, a veces, la apariencia de fumaradas y cortinas de humo de montañas que arden. La contemplación del horizonte y sus cimas se convierte entonces en juego de ahora se ve, ahora no… siempre mirando con el rabillo del ojo nuestra ruta, atentos a que definitivamente no nos envuelvan las nieblas y se hagan invisibles los caminos.



















Fotografías realizadas el 6 de julio de 2019

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