Tiempo
El que apenas es futuro para hacerse presente, y que ni lo
llega a ser porque se convierte en pasado casi al instante. Inexorable.
Tiempo
El que hace llorar los cielos negros o danzar hojas y ramas,
hiela y blanquea cuando zarandea los temporales o pone azul de horizonte a
horizonte.
Así, entre un tiempo y otro, pasan los días, la rutina que
espera el libre, ese tiempo que verdaderamente es oro y que corre veloz. Lástima, a veces, demasiadas veces, coincide
con el otro, el que empuja ventiscas y blanquea paisajes sin tener en cuenta si
toca trabajar o subir a la montaña y obliga a ver llover detrás del cristal.
Coinciden mal tiempo y tiempo de invierno para hacernos anhelar salir de detrás
del cristal, aunque sea un ratito, para ampliar el horizonte.
Fotografías realizadas en marzo de 2018 en la Sierra de Peña
Labra y Lloroza (Picos de Europa)
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