Después que caigan las nieves y se calmen las ventiscas se
apoderarán del paisaje las nubes aprovechando la quietud del aire para llenar de
misterio el horizonte y hacerte dudar del camino a seguir. Después de las
nieves, después del invierno, se van abriendo los caminos y los arroyos cantan
más. Y luego, cuando las nubes se empiezan a retirar, se descubre el horizonte,
aún blanco, y algunas cumbres consienten dejar ver su silueta para que nuestros
ojos sepan identificarlas.
Arriba de Oceño, encaramados sobre precipicios tallados por los
barrancos de Rubó y la Riega de Tajadura, el aire está en calma y los Picos de
Europa se dejan entrever, aunque dejando escondidas sus cimas más altas. La Sierra
de Cocón, el Macundiu, El Samelar… del Macizo Oriental; el Peña Castil, el
Urriellu… del Central, y hasta el Peña Santa de Castilla del Macizo Oriental se
reconocen allá arriba aun blancos de nieve. A nuestra espalda la Sierra de Cuera y la inconfundible Pica de Peñamellera nos separan del mar.
De regreso, el bosque lleno de musgo y de la hojarasca del
otoño y ya desnudo del manto de nieve, nos marcó la ruta de descenso hasta las
cabañas altas.
Fotografías realizadas el 7 de abril de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario