Por encima de los mil metros de
altitud, el ciclo natural se retrasa y alarga el aspecto invernal del paisaje.
Mientras que en las zonas bajas de la costa la primavera emerge con mil colores y verdes brillantes, en las
montañas y los bosques de las cotas altas del interior los colores del otoño
aún perduran tras la retirada de las nieves. Algunos prematuros brotes, entre
ramas desnudas, y algunas flores anuncian ya que en breve todo se tornará de
color; pero solo la luz, mas intensa y brillante, alarga las jornadas, tiñe de
un azul mas intenso el cielo y anticipa la proximidad de la nueva estación. Mientras,
todos los seres vivos, incluidos nosotros, accidentales visitantes del lugar,
parecemos revivir tras la luz primaveral y, un año mas, nos dejamos bañar por
el aire mas cálido y los horizontes mas luminosos.
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