Será porque iniciamos la ruta en el Santuario de la Virgen
del Brezo, que nos asombró con su tamaño y por sus dos grandes edificios y un
templo, en aquel rincón de la montaña palentina
cerca de Villafría de de la Peña y porque varios kilómetros mas adelante, en el
collado, llegamos al refugio del Cristo
de la Sierra, edificio de piedra con dos habitáculos, uno refugio con chimenea
y otro, mucho mas pequeño, ermita con un altar con crucifijo. O el asombro que
nos produjo encontrar aquel altar lleno de variados objetos a modo de ofrendas:
chupetes, juguetes, pulseras textos, muchas fotos –no alcanzo a saber si rogativas
para vivos o recuerdos de muertos- notas, dedicatorias… y hasta ¡paquetes de tabaco vacíos! La cosa es que ese día mas
que nunca, llegar a la cumbre de la Peña del Fraile –casualidad de nombre- cuando
las nubes nos hicieron un hueco, nos pareció estar mas cerca del cielo , o al
menos, entre la tierra y el cielo. Una vez contemplado alrededor sí que
descubrimos que nos hallábamos entre dos mundos, al norte una ondulada
orografía, la cordillera cantábrica
donde destacaban el Espigüete, Peña Prieta y Curavacas, y al sur el paisaje
llano e inmenso de las tierras de Castilla.
Fotografías realizadas el 25 de junio de 2016
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