Parecía que un niño, o un original artista loco, había
decidido cambiar el color del paisaje y lo había coloreado todo de amarillo. La
primavera y los páramos de las Merindades burgalesas se habían confabulado para
recibirnos con un mar de retamas en flor. Además, una infinidad de pequeñas
flores mostraban la gran variedad de formas y colores de sus pétalos desde
Cubillos del Rojo hasta San Cibrián.
Mas tarde, descendiendo hacia Las Pisas, la senda obligaba a caminar por un estrecho barranco entre
singulares hayedos que, en su búsqueda de la luz del sol, se han obligado a
crecer rectilíneos y con solo ramas en las copas. Es época ya de escasez de
agua y las cascadas han perdido su espectacularidad pero todo se ha teñido de
verde y frescura.
El camino discurrió después por un valle mas abierto, junto
al arroyo Saúl, desde Villabáscones hasta su desembocadura en el Nela, allí
donde nos encontramos con las infraestructuras de lo que iba a ser el
ferrocarril Santander-Mediterráneo. Precisamente, dejado atrás Quintanabaldo,
continuamos la ruta parcialmente por el trazado de éste ferrocarril que resultó
un tanto incómodo por la abundante presencia todavía del balasto empleado en su
construcción.
De Villavés, milenario
pueblo frente a la escarpada ladera sur de Costanebrosa, el camino de Valcara sobre el pueblo de Puentedey, nos acercó por el
bosque a Leva para remontar, de nuevo entre retamas, hacia el inicio de la ruta
cerrando así el círculo.
Fotografías realizadas el 11 de junio de 2018
¡Muy bonitas!
ResponderEliminarGracias Simon
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