Muchas veces, posar no es la mejor forma de que te hagan un retrato, pero
siempre la complicidad de fotografiado y fotógrafo dan buen resultado. No hacen
falta palabras. Sólo aceptar ser fotografiado -modelo- y ser capaz de captar esa
expresión –fotógrafo- son las condiciones imprescindibles para lograrlo.
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