Cae la noche sobre la arena huérfana ya de cuerpos dorándose
y tatuada de mil huellas. Se oscurecen los urros que resisten altivos cada
golpe de ola, una y otra vez, anclados en la frontera entre la tierra y el mar.
El silencio se esparce ya por la orilla mientras espera la ilumine un rayo de
luna, si es que esta noche tiene a bien salir. De lado a lado, grano a grano, a
cada paso se apaga la luz y se encienden las sombras. Pasos que sobre las rocas
se paran a descansar. A esperar. ¡Sal luna que te quiero ver!
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¡Sal luna que te quiero ver! |
Fotos realizadas el día 12 de agosto de 2012 en La Arnía
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