Arriba, en las montañas, cerca del cielo, el horizonte es
infinito. El sol del atardecer dibuja solo una caricia. El, ella. La quietud del aire
transparente invita a la contemplación, a dejarse llevar por la luz y el
silencio. Sosiego y calidez. Soledad y compañía. El y ella.
Fotografías realizadas en agosto de 2016
Me alegra ver que tu blog vuelve a andar. ¡Se echaba de menos!
ResponderEliminarGracias Simon
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