Ya presagiaban las nieblas mañaneras cómo sería la jornada
cuando iniciábamos nuestro pasos desde Bustablado –el de Arredondo, que no el
de Cabezón de la Sal- por la ruta de Los Machucos. Poco tiempo después se
confirmaba con las brillantes imágenes
otoñales que descubríamos a nuestro paso. Cerca de la Garma del Ciervo, luces y
sombras pintaban el paisaje con llamativos contrastes para después, ya en lo alto,
agrandar el horizonte hasta el mar bajo un espectacular cielo azul.
Bajo las estribaciones del Porracolina y rodeados de extensas
zonas Kársticas que albergan innumerables
cuevas y complejos subterráneos, nos deleitamos contemplando el Macizo de la
Enguinzas y Peña Pelada; descubriendo, mas pequeñitas, Las Tetas de Liérganes y
el Pico Levante; la ciudad de Santander y su bahía, semi-oculta tras el macizo
de Peña Cabarga; Noja y el Monte Buciero con Santoña y las Marismas a sus pies.
Más cerca, las cumbres de Peñas Rocías aún mostraban los restos de las últimas
nevadas.
(Pinchar con el ratón en la foto para ver mas grande)
Descendemos entre hayas, afloramientos calizos y cabañas
ganaderas inmersos en la sombra que proyectan las cumbres con el sol otoñal. De
regreso, en el Puerto de Alisas, nos detuvimos a contemplar nuestra ruta y la mágica luz del atardecer.
Fotografías realizadas el 14 de diciembre de 2013
Tus fotos demuestran que esa zona es mucho más bonita que lo que yo recordaba. ¡Realmente preciosas!
ResponderEliminarGracias, Simon
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