Cuando contemplo imágenes en cuyos colores predomina el
azul, inevitablemente me acuerdo de la maravillosa película “Bleu” de la
trilogía del director Krzysztof Kieslowski interpretada por una sublime Juliette
Binoche. Pero, inevitablemente, también me vienen a la memoria la luz de multitud
de amaneceres, justo antes que salga el sol.
Sin embargo, los atardeceres, los espectaculares
atardeceres, suelen ser siempre en tonos rojizos; pero captar, precisamente,
los tonos azules que produce la caída del sol nos puede aportar un buen número de
satisfacciones. Es el momento en que el día se queda en calma antes de que la
oscuridad lo invada todo, es la hora del adiós a los hombres de la mar que
faenan a la luz de los focos, del adiós a los que dirigen su rumbo a tierras
inglesas o con buen viento a la seguridad de un amarre en puerto. Es un momento
para contemplar, para pasear la arena… para respirar el azul. Un azul que,
cuando la noche apague el paisaje, se resistirá a desaparecer aunque para ello
tenga que colgarse de los rebordes de una fachada y competir con las luces de
la ciudad.
Fotos realizadas el 6 de diciembre de 2012 |
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