Por las estrechas calles del barrio de Santa Cruz uno descubre lo cuidadas que están sus calles y fachadas, encaladas y pintadas, pero solitarias de vecinos. También descubrimos la gran cantidad de edificios que son hoteles, apartamentos turísticos o albergues, eso sí, todos acogidos a un plan especial de recuperación y restauración. Algún bar típico, alguna tienda de artesanía, alguna franquicia –para turistas-, en fin, creo que las almas del barrio ya no habitan aquí y, como en otros lugares turísticos, dónde moraba de antaño la esencia del lugar se va convirtiendo en breve alojamiento de gente de paso como si el casco viejo de la ciudad se tratase de un parque temático. En torno a la catedral y la Giralda, las tiendas de suvenires y las franquicias de productos “trending” acaparan el espacio comercial y cautivan a los numerosos coleccionistas de monumentos y de selfis. Así todo, un paseo callejeando con tranquilidad por la ciudad, por el barrio de Triana o el Parque María Luisa es imprescindible en cualquier escapada a Sevilla.
Plaza de Santa Cruz
Palacio Arzobispal
Barrio de Triana
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